Hablemos de los cristales rotos
A veces uno está tan roto que lo único que desea
es alguien que le llame puzle en vez de ruina.
Porque que está partido en trozos ya lo sabe.
A un cristal roto
no hace falta recordarle que está hecho añicos:
sigue reflejando luces
y eso
nadie se lo dice.
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