Cruzar un puente
sirve para llegar al otro lado,
pero mientras lo haces suceden otras cosas.
Por ejemplo:
el agua que pasa por debajo,
por los ojos del puente,
puede verse también
como un inmenso llanto del río,
un llanto eterno,
filosófico:
quiere irse y no puede,
quiere quedarse y tampoco.
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