Hay días grises,
tediosos,
que, a última hora,
cuando ya no esperas
nada,
te sorprenden
con un crepúsculo espectacular.
Yo los llamo
días paradójicos:
su muerte los salva.
Para escribir una poesía que no sea política debo escuchar a los pájaros. Pero para escuchar a los pájaros hace falta que cese el bombardeo...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario