Tenías el color de todas las acuarelas, los acuarios, las puestas de sol en Valparaíso, los caleidoscopios en Islandia y las bolsas de chucherías en las celebraciones.
Vistos por un cineasta hace cincuenta años.
Nunca me había gustado tanto el gris.
Para escribir una poesía que no sea política debo escuchar a los pájaros. Pero para escuchar a los pájaros hace falta que cese el bombardeo...
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