No te llamo, no te pido.
Me doy, te soy.
Tú no me tomas, no me necesitas,
no hay ganas de mí en tu mirada.
Te veo, te creo, te recreo, mi solo amor,
mi idiotez, mi desamparo. Qué me hiciste
para que yo me enrostre este amor estúpido.
Para escribir una poesía que no sea política debo escuchar a los pájaros. Pero para escuchar a los pájaros hace falta que cese el bombardeo...
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