que libra su batalla, fuego a fuego,
no está solo escondido en la catástrofe;
a veces un gorgojeo lo delata
y sobornado, entonces
admite durar un poco en la alegría.
Para escribir una poesía que no sea política debo escuchar a los pájaros. Pero para escuchar a los pájaros hace falta que cese el bombardeo.
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