Tengo la vida rota, hecha cristales.
Pero a pesar de todo me gusta andar descalzo.
La sangre de los pies me hace sentir
que no, que todavía quiero
correr hasta que el cuerpo aguante.
Lo que tiembla y se desmorona soy yo. Lo que se abruma y oscurece soy yo. La ciudad destruida la gente extraviada soy yo.
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