Aquí mando yo,
desde que me levanto hasta que me acuesto.
YO,
reina absoluta de mi propio reino
(ingobernable a veces)
me castigo de vez en cuando
por insubordinada y rebelde,
me premio por fiel,
y me quemo por bruja.
Para escribir una poesía que no sea política debo escuchar a los pájaros. Pero para escuchar a los pájaros hace falta que cese el bombardeo...
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