Me prometí tomar
una gran decisión todos los días.
Y no me ha ido mal. A fin de cuentas,
cada mañana salto de la cama y me digo,
mientras pongo en marcha la cafetera:
<<Vivir es perdonarse la vida cada día.
Toma el café tranquilo>>.
Para escribir una poesía que no sea política debo escuchar a los pájaros. Pero para escuchar a los pájaros hace falta que cese el bombardeo...
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