Vamos acumulando años
y ceniza,
la de los entusiasmos apagados.
Con ella,
con la ceniza, creamos
esa ilusión que llamamos experiencia,
y que solo nos sirve,
en ocasiones,
para disimular apenas
tanta nostalgia de la vida.
Y luego, un día
llega el viento y nos dispersa,
borrándonos.
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