ningún discurso
-ni Freud, ni Martí-
sirvió para detener la mano
la máquina
del torturador.
Pero cuando una palabra escrita
en el margen en la página en la pared
sirve para aliviar el dolor de un torturado,
la literatura tiene sentido.
Not okay I am not okay today. So, in the absence of okay, what else can I be? I can be gentle. I can be unashamed. I can turn my pain into c...